En Finlandia, con el mejor sistema educativo del
mundo, la piedra angular de la enseñanza es el profesor. Con un buen sueldo,
pero también con una excelente formación y motivación para impartir sus
conocimientos entre los alumnos. Las fuertes inversiones del Estado, en
formación del profesorado y en medios, ayudan a los educadores a realizar su
tarea. En las clases finlandesas, a diferencia de las españolas, hay una
generalizada ausencia de competitividad. Los alumnos practican la solidaridad
con sus compañeros más retrasados en los estudios con absoluta normalidad y los
profesores se aseguran de que ningún alumno se quede atrás.
En la
siguiente tabla se pueden observar algunas de las características que
diferencian al sistema educativo finlandés del español.
2
estudiantes de 15 años en el sistema educativo finlandés y español
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Concepto
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Finlandia
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España
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Curso
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9º, el último de la Enseñanza
Obligatoria
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4º de ESO
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Horas de clase
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7 horas
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7 horas
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Horas diarias dedicadas a deberes
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Media hora
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2 horas
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Total horas lectivas desde los 7
hasta los 15 años
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6.126 horas
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7.731 horas
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Idiomas
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Sueco, inglés, francés y otro
optativo
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Lengua natal e inglés o francés
como optativa
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Ingreso en la Universidad
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71 por ciento de los alumnos
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50 por ciento de los alumnos
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Inversión del Estado en su
formación obligatoria
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40.866 euros
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35.155 euros
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Sueldo de los profesores
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3.400 euros
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1.800 euros
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Costes para las familias
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Gratuidad, incluso en la escuela
privada
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Gratuidad de la enseñanza pública,
pero no de servicios complementarios, como comedor, material escolar y
transporte. Conciertos educativos con centros privados no gratuitos, lo que
permite abaratar algunos gastos.
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Desde
los 7 hasta los 15 años, los estudiantes finlandeses asisten a 1.605 horas
lectivas menos que los españoles. Y mientras en Finlandia los deberes en casa
les ocupan media hora diaria, en España los alumnos trabajan con tareas
escolares alrededor de 2 horas cada día en el hogar. Por otra parte, los chicos
finlandeses pueden llegar a estudiar hasta 4 lenguas, mientras que los
españoles estudian la lengua propia (en algunas comunidades autónomas son dos)
y otra optativa. En Finlandia, la universidad acoge al 71 por ciento de los
alumnos y, en España, tan sólo opta a los estudios universitarios el 50 por
ciento.
Gratuidad absoluta
El
Estado finlandés invierte en la formación obligatoria de sus estudiantes 40.866
euros, 5.711 más que el español. La gratuidad de la enseñanza obligatoria en el
sistema finlandés es absoluta e incluye, no sólo los salarios de los
profesores, sino todo tipo de material escolar, desde los libros hasta los
lápices. La total financiación alcanza también a los escasos centros privados
que existen. Además, todos los estudiantes tienen derecho a una comida caliente
que garantice su correcta alimentación y, si el alumno vive a más de 5
kilómetros, el centro garantiza su transporte. Por otra parte, los padres
pueden elegir con casi total libertad el colegio de sus hijos, aunque apenas
existen diferencias significativas entre los diferentes centros.
En
España, sin embargo, los padres han de pagar los servicios complementarios en
las escuelas públicas, donde la enseñanza es gratuita (comedor, material
escolar, transporte, etc.). Y los conciertos educativos establecidos con
centros privados no gratuitos permiten a los padres reducir algunos gastos.
Inversiones en formación y medios
Con el
objetivo de mejorar el rendimiento de los alumnos en matemáticas y ciencias,
las autoridades educativas finlandesas pusieron en marcha en 1996 un programa
que incluía una exhaustiva formación del profesorado y una mejora de la
enseñanza, dirigida a conseguir formar a los alumnos de una forma práctica.
Para ello, se invirtió mucho dinero en modernizar los laboratorios de los
colegios e institutos, adquiriendo ordenadores y programas informáticos más
actualizados.
El profesor, la piedra angular
Pero
si algo caracteriza el perfecto funcionamiento del sistema escolar en
Finlandia, es el profesor, piedra angular del éxito finlandés en materia
educativa. “Se ve enseguida que un profesor está motivado cuando te anima a
estudiar y siempre parece feliz. Ah, y no nos mandan deberes”, dice una alumna
que ha participado en el estudio.
La
buena formación técnica y humana de los profesores garantiza unos excelentes
resultados. Para dar clases se les exige una titulación universitaria de
carácter superior. Ser maestro de Primaria requiere 6 años de carrera
universitaria. Además, el hecho diferencial básico con respecto a otros países
es que un profesor finlandés debe tener una formación dirigida, no sólo a
poseer unos perfectos conocimientos de la materia que imparten, sino también a
ser unos expertos en Pedagogía. De hecho, en Finlandia los profesores son
considerados como los profesionales más importantes de la sociedad.
Más lectura y menos televisión
Por lo
que respecta a los hábitos de los alumnos, tres de cada cuatro niños
finlandeses de 15 años afirman leer todos los días por el mero placer de
hacerlo. A diferencia de otros adolescentes europeos, prefieren hojear los
periódicos, las revistas, los cómics a las obras de ficción. Además, la
televisión y videojuegos no entran en sus hábitos diarios y mucho de su tiempo
libre lo pasan con otros amigos discutiendo sobre los deberes. A las nueve de
la noche ya están en la cama.
Solidaridad vs competitividad
Otra
de las peculiaridades, casi única en Europa en los tiempos que corren, es la
extrema generosidad que caracteriza a los estudiantes finlandeses: Contra
competitividad, generosidad. “Si alguna de nosotras no ha tenido tiempo de
estudiar suficiente o hay algo que no entiende, las demás se lo explicamos.
Cuidamos una de otra... Si algún compañero se siente cansado y no tiene ganas
de seguir todos los demás le animamos y tratamos de ayudarle”, dice la misma
alumna del estudio.
Se trata
de una de las claves de la equidad del sistema educativo en Finlandia. Una
labor conjunta de padres y profesores que se esmeran por enseñar a sus hijos y
alumnos que lo más importante no son los resultados espectaculares, el éxito
individual o el agravio comparativo, sino la solidaridad hacia sus compañeros y
el éxito colectivo. De hecho, las diferencias en las puntuaciones son muy
escasas entre los mejores y los peores alumnos finlandeses.
“No
dividimos a los alumnos entre los que van mejor y los que necesitan más tiempo.
Aquí todo el mundo es igual. No hay repetidores. No dejamos que ninguno se
quede atrás. Si se nos presenta un problema con algún estudiante, lo tratamos
inmediatamente con los demás profesores, sus padres, el director del colegio y
un psicólogo”, confirma una profesora que ha colaborado con el estudio.
Alumnos,
profesores, padres y administraciones; todos a una para conseguir un sistema
educativo que es la envidia de Europa y un buen espejo en el que España debe
mirarse con detenimiento.